¿Qué hace el alma de Chamonix? ¿Por qué esta ciudad atrae cada año centenas de miles de visitantes? Del simple turista disfrutando sin esfuerzo de un sitio único en el mundo hasta el alpinista experta atacando las paredes míticas. Del esquiador del extremo soñando con dejar una huella en una vertiente virgen y abrupta, hasta el contemplativo levantando los ojos hacia las cimas que nunca alcanzará. Por supuesto, están las montañas. ¡Y qué montañas! El Mont Blanc, techo de Europa, y sus agujas que apuntan hacia el cielo como impresionantes catedrales de las cimas. Drus, Grandes Jorasses, Verte, Aiguille du Midi…tantos nombres que suenan como aventuras. Chamonix es una ciudad mítica, una estación de esquí excepcional, juntando el cielo con la tierra, los valles con las cimas. Pero Chamonix no se transformó de un día al otro en la ciudad que conocen o que van a descubrir.
El nacimiento del mito
La historia del desarrollo de Chamonix empieza realmente el 21 de junio 1741 cuando dos ingleses, Richard Windham y William Pocock, descubren la Mer de Glace. Su narración, publicada en Suiza e Inglaterra, se difunde en toda Europa, y empieza a atraer a turistas ricos, principalmente ingleses, venidos a admirar el sitio misterioso.
Una nueva demanda se crea para cristaleros y cazadores del valle que abandonan poco a poco su actividad principal para convertirse en guías de los nuevos clientes atraídos por el glaciar que, en aquel entonces, llegaba hasta Chamonix.
El primer albergue abre en 1770 y marca el inicio de un desarrollo simultáneo de la hostelería y de las subidas al macizo. La conquista del Mont Blanc por Jacques Balmat y Michel Gabriel Paccard el 8 de agosto 1786 termina de desmitificar las cimas que dominan el valle y sella el destino del pueblo de montaña, cuna del alpinismo, que pronto se va a convertir en una verdadera ciudad.
Un primer hotel de lujo será construido en 1816, seguido por tres palacios. La pasión por el turismo estival es acompañada de la creación de la Compañía de los Guías en 1821, primera y más importante junta de este tipo en el mundo. Chamonix ya es un precursor. En la segunda mitad del siglo XIX realizan múltiples ascensiones. Numerosos alpinistas se convierten en leyendas, empezando con Michel Croz, Michel Payot, Albert F. Mummery y Edward Whymper. Cada una de estas figuras contribuye a la notoriedad de Chamonix, así como los primeros autores de la historia del alpinismo. Ruskin, George Sand, Victor Hugo, Goethe, Chateaubriand también participan a la construcción del edificio.
Pero todo se acelera en 1860, los 2 y 3 de septiembre, cuando Louis Napoléon Bonaparte (Napoléon III) y la emperatriz Eugénie, van a Chamonix después de que la Savoie haya vuelto a ser francesa. Frente a las numerosas peripecias que hubo que superar, Napoléon III decide hacer construir una ruta entre le Fayet y Chamonix.
El esquí en Chamonix en cifras (datos 2016 otorgados por la Compañía del Mont-Blanc que explota los distintos dominios):
> Pasajes de teleféricos para la temporada 2015/2016: 15 792 527
> Días de esquí para la temporada 2015/2016: 1 635 382
> Volumen de negocios para la temporada 2015/2016:
> verano > 27 500 590 €;
> invierno > 54 017 995 €;
> total > 81 518 585 €
> 89 pistas
> 63 teleféricos
> Débito de 77 141 esquiadores por hora
> 31 apisonadoras
> 265 máquinas de nieve
> 252 trabajos permanentes y 207 de temporada
Más rápido, más arriba, más fuerte
De 1860 a 1960, Chamonix ha pasado de su estatuto de pueblo encogido alrededor de su iglesia al de ciudad al pie del Mont-Blanc. Ese crecimiento fantástico parece una película en velocidad rápida.
El 12 de julio 1901, a las 11:35, el primer tren entra en la estación de Chamonix. Un nuevo siglo y una nueva era se abren entonces para el valle. Un tren junta el Fayet y Chamonix. El material ferroviario usado es de última tecnología y utiliza automatismos eléctricos. No más locomotoras al vapor con su humo desagradable. La eficacia de la tracción eléctrica en las vertientes permite también abandonar la cremallera y autoriza un servicio de invierno: un elemento clave para el futuro de la línea y del valle. El éxito es inmediato: 29 190 visitantes en 1901, 99 800 el año siguiente. El tren funciona y no parará. El turismo de Chamonix se lanza en nuevos rieles, buscando nuevas aventuras, enfocándose en los teleféricos. Ahora, la ciudad es desenclavada, accesible incluso en invierno, y puede acercarse a las cimas: la aventura de los deportes de invierno y el esquí empezó.
En 1908 se inaugura el tren con cremallera del Montenvers, que permite acceder fácilmente al pie de la Mer de Glace, y en 1910 empieza la construcción del primer teleférico de la Aiguille, llamado entonces Teleférico de los Glaciares. Se interrumpirá durante la Primera guerra mundial. Empiezan de nuevo las obras al fin de la guerra y la primera sección será terminada justo para llegar a la pista de bobsleigh de los Juegos Olímpicos de invierno de 1924.
Cuna de los Juegos Olímpicos de invierno
En 1924 se desarrollan en Chamonix los primeros Juegos Olímpicos de invierno. La elección no fue por casualidad. La construcción del Tramway del Mont-Blanc, en 1908, abrió los campos de nieve del Pase de Voaz, arriba de las Houches.
La apertura, en 1923, de la primera sección del ancestro del teleférico de la Aiguille du Midi permite a los esquiadores aventurarse en las pistas de la aldea de los Pèlerins. Después de seis meses de trabajos, hay una pista de patinaje, un anillo de patinaje de velocidad de 400 metros, un trampolín de salto en esquí y una pista de bobsleigh de 1.369 metros de largo.
En un par de días, Chamonix capta la atención del mundo entero. Todos los proyectores se enfocan en una de las primeras estaciones de esquí. Marcando una vez más su huella en la historia, Chamonix acoge los primeros Juegos Olímpicos de invierno.
Desde entonces, incluso si no ha sido la sede de otros Juegos Olímpicos, Chamonix ha seguido organizando numerosos eventos mundiales. Primero el Kandahar, para la Copa del Mundo de esquí alpino, competencia mítica ganada por los campeones más famosos y que sigue siendo un momento clave en el calendario de la Federación Internacional de Esquí.
Pero si Chamonix innovó convirtiéndose en la primera ciudad acogiendo los Juegos Olímpicos, no se conformó con esto. Creada en 1821, la Compañía de los Guías de Chamonix es la más antigua de su especie en el mundo y la más grande en volumen. Permite cada año a numerosos aprendices alpinistas, esquiadores fuera de pista o de vertientes fuertes, de poder dedicarse a su pasión en plena seguridad, acompañados o guiados por un profesional que conoce la montaña y domina los peligros. Otra institución única que colaboró a la notoriedad de Chamonix es la ENSA o Escuela Nacional del Esquí y el Alpinismo. La ENSA fue creada en 1946 para formar a profesionales de los deportes de montaña y elaborar métodos de enseñanza de esquí y alpinismo. Hoy, las nuevas exigencias de calidad y seguridad en los deportes, la integración europea, y la internacionalización del turismo en montaña, aumentaron su rol en la economía deportiva de montaña. La ENSA es el único organismo francés que puede formar a instructores de esquí, guías de alta montaña y profesionales a cargo de la seguridad como los pisteros-socorristas.
La ENSA también desarrolla relaciones internacionales para promover intercambios de métodos de enseñanza y savoir-faire francés en relación con organismos especializados, en el marco de protocolos intergubernamentales. Escuela única en el mundo, ENSA entrega diplomas reconocidos en todas partes y es una referencia imprescindible.
La alta montaña para todos
La organización de los primeros Juegos Olímpicos no fue una meta final para Chamonix, al contrario. Entre las dos guerras, el desarrollo de la ciudad se enfocó de otra manera. El 7 de septiembre 1930, el Brévent se transforma en el teleférico más alto de Francia y un nuevo éxito comercial, ya que 20.000 visitantes lo usan entre Chamonix y las vertientes del Brévent en su primer año de funcionamiento. En Chamonix más que en otras partes, los teleféricos se convirtieron en la herramienta indispensable para la temporada de invierno. Su instalación es un desafío clave entre 1940 y 1980. Pero es la construcción del túnel del Mont-Blanc entre Italia y Francia que va a acelerar los proyectos.
Las inversiones e inauguraciones se suceden rápidamente y tanto el valle como la ciudad van a ser conectados con las cimas. El mejor ejemplo es de la Aiguille du Midi que abre la puerta a la alta montaña para todos.
Un modelo de resorte 4 estaciones
Chamonix no es un lugar común, por su historia y su cuadro de montaña, pero sobre todo por ser uno de los sitios naturales más visitados del mundo. Más que un centro de esquí, Chamonix es una ciudad que vive al ritmo de las estaciones. De verano o invierno, la capital del alpinismo es una de las ciudades más concurridas en el mundo. Y es una de sus particularidades, ser uno de los mejores modelos de resorte 4 estaciones. En invierno, el esquí funciona bien gracias a los cinco dominios que rodean la ciudad. ¿Cinco? Sí, es correcto: los Houches, el Brévent, la Flégère, los Grands Montets y el Tour-Col de Balme. Pero la diferencia se marca en verano. Las atracciones turísticas no faltan ya que se puede hacer de todo, ver de todo, acercarse a todo. Las cimas son accesibles por teleféricos, el más famoso siendo el de la Aiguille du Midi que casi permite de tocar el Mont Blanc. Chamonix dispone de todas las atracciones posibles y es un producto completo. Caminatas, excursiones, rafting, parapente, trineo, animaciones, eventos, piscina y otras actividades acuáticas o “acualúdicas”, encontrará obligatoriamente algo que le gustará. Deportistas o contemplativos, amantes del shopping o de la naturaleza, Chamonix tiene opciones para todo tipo de clientela, sea cual sea su origen, y es claramente una ciudad de montaña y uno de los resortes más internacionales del mundo.
En las páginas que vienen, les presentaremos los diferentes dominios y las actividades que ofrece este destino turístico clave, un modelo en su estilo.
Brevent-Flegere Frente al Mont Blanc
El dominio del Brévent y el de la Flégère, distintos pero conectados por un teleférico, ofrecen una de las más hermosas vistas del Mont Blanc.Desde Chamonix, la telecabina lo llevará hasta Plan Praz a 1.999 m, luego el teleférico hasta la cima del Brévent a 2.525 m. Si decide salir del dominio de la Flégère, es un teleférico que le permitirá acceder a los distintos senderos de caminata. Sectores de despegue de parapentes muy conocidos, el Brévent y la Flégère son también famosos por ser muy buenos sitios de escalada. Pistas de VTT deportivas o principiantes, excursiones en un ambiente único en el mundo, terrazas en pleno sol al alcance del teleférico, todos encuentran ahí su felicidad.
En invierno, los dos dominios ofrecen numerosas pistas de esquí para todos los niveles, así como itinerarios fuera de pistas. De hecho, es en el Brévent que se desarrolla cada año una prueba de la Copa del Mundo de freeride. Tanto el Brévent como la Flégère permiten volver esquiando al centro de de Chamonix…un lujo muy apreciable después de un día en las pistas.
Les Grands Montets un lugar mítico
En Les Grands Montets, el esquí rima con la alta montaña, los glaciares, los grandes desniveles y las pendientes no alisadas. El área esquiable de Les Grands Montets es famosa en el mundo entero y su reputación es bien conocida. Todos los esquiadores sueñan con posar sus pies o, más bien, sus esquíes en las pistas que forjaron la historia y la fama internacional de Chamonix.
Descender desde la cima de Les Grands Montets, a 3300 metros de altitud, es un sueño para los amantes del esquí. Con sus 2000 metros de desnivel y su variedad de recorridos en la alta montaña, la zona de Les Grands Montets invita a vivir una experiencia única. Allí, la calidad de la nieve es extraordinaria hasta el mes de mayo. Además, el centro de esquí ofrece un parque de nieve y una pista de boardercross para consentir a los amantes del estilo libre.
También es posible disfrutar de Les Grands Montets en verano, ya que los numerosos medios de elevación se mantienen abiertos para hacer las delicias de los excursionistas. Saliendo de Argentière, comuna situada a pocos metros de Chamonix, el teleférico de Les Grands Montets permite acceder a la meseta de Lognan, a 1972 metros de altitud y luego a la Aiguille des Grands Montets, a 3275 metros.
A esa altura y visto desde la terraza panorámica, el paisaje de las cumbres que forman la cadena montañosa del Mont Blanc es simplemente grandioso. En este lugar, los diversos itinerarios de excursión le permitirán acercarse considerablemente a las impresionantes cascadas de hielo del Valle de Chamonix. Allí podrá explorar con total seguridad el mundo de la alta montaña, a pocos metros de los mayores glaciares de Europa.
Les Houches un área esquiable cargada de historia
Cuando ingrese en el valle de Chamonix desde la autopista, a través del viaducto de Egratz, la primera área esquiable que observará será Les Houches. Es, sin duda, el centro de esquí más familiar y el más arbolado. Se extiende desde los 950 hasta los 1900 metros de altitud y ofrece una vista de 360º de la cadena montañosa del Mont Blanc.
Es un centro familiar, sí, pero también es, ante todo, un lugar con historia, famoso por haber sido sede de numerosas etapas de la Copa del Mundo de Esquí Alpino.
Chamonix-Les Houches a la luz de los proyectores
Antes de que se creara esa Copa del Mundo, existía el campeonato de Kandahar. En esa época, quienes triunfaban al pie del Mont Blanc entraban en el libro de las leyendas vivientes. Porque ganar una medalla con las dos letras mágicas, « A-K », equivalía a obtener el título más importante. El Arlberg Kandahar, creado en 1928, fue la primera competencia alpina internacional que combinó descenso y eslalon. Es una receta que continúa vigente en los Juegos Olímpicos y en los Campeonatos del Mundo. Esta combinación, espectacular y deportivamente muy difícil, sigue siendo un referente, aunque, desde hace algunos años, los esquiadores ya no tienen el perfil para esas pruebas. La organización de esa importante y legendaria competencia es prueba del apego que la gente del valle siente por su historia y su entorno.
¿Qué estación no sueña con ser sede de una prueba internacional? Chamonix y Les Houches lo lograron, y ya hace tiempo, con el Kandahar. En 2011, volvieron a hacerlo, pero la organización de un evento de tamañas dimensiones no es una tarea sencilla. Fred Compte, Director de la Prueba y Director del Club Deportivo de Chamonix, nos lo explica: « Preparar una pista para la Copa del Mundo supone cinco meses de trabajo. Las reuniones comienzan en el mes de julio. El lanzamiento de las operaciones se hace el 6 de septiembre para la fase de mantenimiento (siega, tala de árboles muertos, ampliación de la pista, control de los 1,5 km de redes tipo A instaladas en los puntos críticos de la pista). Los equipos formados por instructores y guías del valle convocados para la ocasión también verifican que los 50 km de cable de TV puedan bordear y atravesar la pista. Hay que preparar la ubicación de las 18 cámaras que se colgarán el día D sobre las plataformas que estarán hasta a 8 metros de altura. A fines de octubre, se preparan los cañones de nieve. A mediados de noviembre, si las condiciones meteorológicas lo requieren, se comienza a esparcir nieve. Durante los diez últimos días previos a la competencia, se prepara minuciosamente la pista, la Steinbach inyecta agua cada 10 cm para que la nieve esté lo más compacta posible y proporcione una superficie de apoyo adecuada a los esquiadores. La nieve de los saltos se regula con una precisión de 2 a 3 cm con las máquinas pisanieve. »
Aunque Les Houches sea periódicamente sede de las competencias de la Federación Internacional de Esquí, no por eso es menos accesible o familiar. Allí siempre es posible practicar esquí en el bosque, al abrigo del viento y, sobre todo, disfrutando de unas vistas excepcionales.
Balme/vallorcine: para esquí transfronterizo
Chamonix tiene la particularidad de abrirse hacia Italia por el túnel del Mont Blanc y hacia Suiza por el Paso de los Montets, que permite pasar en tierra helvética. Está al cruce de varios países, así como sus dominios esquiables. Por supuesto, es posible acceder a la vertiente italiana del Mont Blanc por el teleférico de la Aiguille du Midi y de la telecabina de Helbronner, pero para esquí transfronterizo, sólo existe el dominio de Balme. Accesible por el pueblo del Tour, junto a Chamonix, o por la comuna de Vallorcine cerca de Suiza, el dominio de Balme propone numerosas actividades en invierno y verano. En invierno, por supuesto, el esquí. Con dos vertientes bien distintas y soleadas, es un lugar perfecto para principiantes o para progresar en plena seguridad. En cuanto a los esquiadores confirmados, encontrarán su placer en los múltiples itinerarios en pistas o fuera de pistas. En un ambiente de praderas alpinas, el dominio de Balme ofrece amplias pistas suaves frente al valle de Chamonix, y esquí en los bosques de pinos a la frontera suiza. En invierno, también encontrarán y podrán observar practicantes del speed-riding, un deporte de moda que se está desarrollando en las estaciones francesas.
En verano, por supuesto, es ideal para las caminatas y el VTT. El dominio de Balme tiene senderos para paseos pedestres a todos niveles, como la subida al refugio Albert 1er, caminata agradable en un entorno glaciar amplio, pero también itinerarios salvajes por los prados alpinos y los bosques. Itinerarios de VTT, de todos niveles, permiten bajar hacia los pueblos del Tour o de Vallorcine. Fácilmente accesible en invierno y verano, el dominio Balme tiene la particularidad de dar un panorama completo del macizo del Mont Blanc, verdadero anfiteatro de las cimas y agujas que rodean la ciudad de Chamonix.
Montenvers Camino al glaciar Mer de Glace
Desde que fue descubierto por unos excursionistas ingleses, en 1741, el éxito de Montenvers nunca decayó. Los actores financieros pronto se interesaron en esta área, en la que vieron una oportunidad para desarrollar el turismo. El proyecto para la construcción de un tren de cremallera se presentó en 1892. La idea no fue bien recibida, sino que suscitó una hostilidad generalizada, especialmente entre los guías a mula que consideraron que sería una competencia desleal. En 1897, tras acalorados y encarnizados debates, el Parlamento declaró de utilidad pública las vías férreas de Montenvers. Las monumentales tareas se iniciaron en 1905. Centenares de obreros trabajaron arduamente en esa gigantesca obra. Contra todo pronóstico, el primer tramo se puso en servicio el 9 de agosto de 1908.
La inauguración de la línea Chamonix-Montenvers fue un verdadero éxito: 24 000 pasajeros en su primer año y 100 000 en 1924, año de los Juegos Olímpicos de Chamonix. Cada verano, este tren transporta a gran cantidad de personas hasta la terminal de la vía, un lugar con vistas panorámicas del glaciar Mer de Glace, y, para hacerlo, debe ascender por pendientes cuya inclinación llega, en algunos tramos, al 22 %. A una velocidad promedio de ocho kilómetros por hora, los pasajeros arriban a Montenvers en poco menos de una hora. Luego, pueden seguir a pie hasta el glaciar Mer de Glace. Poco a poco, en el transcurso de la década de 1950, la motorización eléctrica reemplazó a las locomotoras de vapor. Unos diez años después, el tren reinó en esta área también en invierno gracias a la instalación de los paraavalanchas. En la actualidad, tras cien años de existencia y con un flujo de 2200 personas por hora, el tren de Montenvers conduce hacia el Mer de Glace a una multitud de turistas felices de recorrer esos 5,5 kilómetros de vías.
Al llegar, además de las extraordinarias vistas, los turistas no salen de su asombro durante la visita a una gruta de hielo que cada año se talla en el interior del glaciar y a la que se puede llegar mediante una telecabina y una pequeña escalera.
Desde 1992, el tren circula todo el año, tanto en invierno como en verano, con excepción del mes de octubre, cuando las expertas manos de los mecánicos lo someten a las tareas de mantenimiento. Hay dos acontecimientos más dignos de destacar: este año, el lugar se modernizará totalmente, y, en 2017, se construirá una nueva telecabina que conectará la estación del tren con el glaciar Mer de Glace.
La Aiguille du Midi una experiencia única
¿Qué sería Chamonix sin la Aiguille du Midi y su famoso teleférico rojo que durante todo el año transporta a turistas, alpinistas y esquiadores de vertientes fuertes desde Chamonix hacia las cimas?
El primer teleférico de la Aiguille du Midi, que se llamaba entonces el teleférico de los Glaciares, el trazado del cual todavía es visible, no juntaba Chamonix con la punta de la montaña. Es en 1955 que fue inaugurado el teleférico que conocemos hoy día. Puerta de acceso hacia la alta montaña y un panorama mágico, permite también llegar a la telecabina de la Vallée Blanche en dirección a la punta Helbronner y a Italia.
Desde Chamonix, en unos pocos minutos, llegará a la cima de la Aiguille du Midi, a 3.777 metros de altura y en un contexto de alta montaña. En 20 minutos se puede subir los 2.700 metros de desnivelación, en un viaje único en el mundo entre cielo y tierra, que lo llevará a las numerosas instalaciones turísticas en la cima.
Un sitio completamente reestructurado
Repensado, reestructurado y modernizado por la compañía del Mont Blanc encargada de la explotación del sitio, es una de las joyas turísticas del macizo, un sitio de fama mundial, por sus terrazas, cubiertas o no, que permiten disfrutar su panorama sin perjuicio de las condiciones meteorológicas. Un museo dedicado a la Aiguille du Midi también es accesible, así como un paso en el vacío, una proeza tecnológica al origen de sensaciones inolvidables. Con esa verdadera caja de vidrio de 5 ventanales, se garantiza escalofríos, ya que tendrá más de 1.000 metros de vacío bajo sus pies. ¡Hay más! La compañía del Mont-Blanc invirtió, en el sitio de la Aiguille du Midi, una amplia política de inversiones que se concretizó, el 2 de junio pasado, con la inauguración de la Pipa, o Tubo, nueva instalación colgando de la aguja central a más de 3.700 metros de altura, y último proyecto de modernización de la Aiguille du Midi.
La inauguración de este tubo de 33 metros de largo marca la conclusión de cuatro años de trabajos de renovación del sitio más visitado de la región Auvergne-Rhône-Alpes. Con el Tubo, la compañía del Mont-Blanc concreta un antiguo sueño: ofrecer un verdadero sentido de circulación a los visitantes de las cimas, a todos los que tomaron el mítico teleférico rojo para realizar, en muchos casos, sus primeros pasos de alta montaña. Ahora, las 550.000 personas que llegan cada año al sitio no tendrán que darse vuelta ya que la Pipa permitirá juntar el ala del Mont-Blanc con la terraza Rebuffat: podrán dar la vuelta completa por un recorrido temático sobre la historia y la explotación del teleférico y el alpinismo en el museo Espace Vertical, o sobre las condiciones de evolución en alta altura gracias al nivel Hypoxie. Esa nueva conexión permite a los clientes pasar del Piton Nord al Espace Vertical, luego a la terraza de la cima y al Pas dans le Vide, para finalmente llegar al ala Mont-Blanc y la terraza Rébuffat y bajar hacia Chamonix. Si la voluntad de la compañía del Mont-Blanc, gerente del sitio, era ofrecer una circulación temática, también decidió hacer entender a los visitadores del día en qué contexto estaban evolucionando. La idea era maximizar las sensaciones, y lo lograron.
Más que una realización, o mejor dicho realizaciones, ya que el tubo es parte de un proyecto más amplio, la renovación del sitio de la Aiguille du Midi habrá demostrado, si fuese necesario, que es posible organizar o reorganizar un sitio existente sin alterar su explotación, que por supuesto no se interrumpió durante los trabajos, considerando los desafíos ambientales y técnicos relacionados con la altura.
La Vallée Blanche, aventura única
La Vallée Blanche, nombre de uno de los itinerarios fuera de pistas más famosos del mundo, es algo que deben experimentar por lo menos una vez en su vida. Partiendo de la Aiguille du Midi, entran en un contexto de alta montaña, en un dominio glaciar, un lugar mágico. La aventura empieza al inicio de la cresta de la Aiguille du Midi que l’aventure débute. Entre seracs y grietas, en un entorno de cine mezclando azules y blanco inmaculado, se sentirá fuera del tiempo y del mundo. La Vallée Blanche es única, por su contexto, su diversidad de paisajes, y también su desnivelación. Experiencia necesaria para el esquiador, la Vallée Blanche dispone de un potencial sin límites, por su variedad y diversidad de itinerarios.
Desde la cima a 3.700 metros de altura, es una bajada inolvidable de 20 kilómetros. Si las condiciones lo permiten, puede llegar directamente a Chamonix, esquiando. De lo contrario, el itinerario termina en la Mer de Glace, que se cruza para tomar el tren del Montenvers y volver tranquilamente a Chamonix.
FOTOS: © Patrice Labarbe, © DR, © OT Chamonix, © David Ravanel, © J. Bozon.
El nacimiento del mito
La historia del desarrollo de Chamonix empieza realmente el 21 de junio 1741 cuando dos ingleses, Richard Windham y William Pocock, descubren la Mer de Glace. Su narración, publicada en Suiza e Inglaterra, se difunde en toda Europa, y empieza a atraer a turistas ricos, principalmente ingleses, venidos a admirar el sitio misterioso.
Una nueva demanda se crea para cristaleros y cazadores del valle que abandonan poco a poco su actividad principal para convertirse en guías de los nuevos clientes atraídos por el glaciar que, en aquel entonces, llegaba hasta Chamonix.
El primer albergue abre en 1770 y marca el inicio de un desarrollo simultáneo de la hostelería y de las subidas al macizo. La conquista del Mont Blanc por Jacques Balmat y Michel Gabriel Paccard el 8 de agosto 1786 termina de desmitificar las cimas que dominan el valle y sella el destino del pueblo de montaña, cuna del alpinismo, que pronto se va a convertir en una verdadera ciudad.
Un primer hotel de lujo será construido en 1816, seguido por tres palacios. La pasión por el turismo estival es acompañada de la creación de la Compañía de los Guías en 1821, primera y más importante junta de este tipo en el mundo. Chamonix ya es un precursor. En la segunda mitad del siglo XIX realizan múltiples ascensiones. Numerosos alpinistas se convierten en leyendas, empezando con Michel Croz, Michel Payot, Albert F. Mummery y Edward Whymper. Cada una de estas figuras contribuye a la notoriedad de Chamonix, así como los primeros autores de la historia del alpinismo. Ruskin, George Sand, Victor Hugo, Goethe, Chateaubriand también participan a la construcción del edificio.
Pero todo se acelera en 1860, los 2 y 3 de septiembre, cuando Louis Napoléon Bonaparte (Napoléon III) y la emperatriz Eugénie, van a Chamonix después de que la Savoie haya vuelto a ser francesa. Frente a las numerosas peripecias que hubo que superar, Napoléon III decide hacer construir una ruta entre le Fayet y Chamonix.
El esquí en Chamonix en cifras (datos 2016 otorgados por la Compañía del Mont-Blanc que explota los distintos dominios):
> Pasajes de teleféricos para la temporada 2015/2016: 15 792 527
> Días de esquí para la temporada 2015/2016: 1 635 382
> Volumen de negocios para la temporada 2015/2016:
> verano > 27 500 590 €;
> invierno > 54 017 995 €;
> total > 81 518 585 €
> 89 pistas
> 63 teleféricos
> Débito de 77 141 esquiadores por hora
> 31 apisonadoras
> 265 máquinas de nieve
> 252 trabajos permanentes y 207 de temporada
Más rápido, más arriba, más fuerte
De 1860 a 1960, Chamonix ha pasado de su estatuto de pueblo encogido alrededor de su iglesia al de ciudad al pie del Mont-Blanc. Ese crecimiento fantástico parece una película en velocidad rápida.
El 12 de julio 1901, a las 11:35, el primer tren entra en la estación de Chamonix. Un nuevo siglo y una nueva era se abren entonces para el valle. Un tren junta el Fayet y Chamonix. El material ferroviario usado es de última tecnología y utiliza automatismos eléctricos. No más locomotoras al vapor con su humo desagradable. La eficacia de la tracción eléctrica en las vertientes permite también abandonar la cremallera y autoriza un servicio de invierno: un elemento clave para el futuro de la línea y del valle. El éxito es inmediato: 29 190 visitantes en 1901, 99 800 el año siguiente. El tren funciona y no parará. El turismo de Chamonix se lanza en nuevos rieles, buscando nuevas aventuras, enfocándose en los teleféricos. Ahora, la ciudad es desenclavada, accesible incluso en invierno, y puede acercarse a las cimas: la aventura de los deportes de invierno y el esquí empezó.
En 1908 se inaugura el tren con cremallera del Montenvers, que permite acceder fácilmente al pie de la Mer de Glace, y en 1910 empieza la construcción del primer teleférico de la Aiguille, llamado entonces Teleférico de los Glaciares. Se interrumpirá durante la Primera guerra mundial. Empiezan de nuevo las obras al fin de la guerra y la primera sección será terminada justo para llegar a la pista de bobsleigh de los Juegos Olímpicos de invierno de 1924.
Cuna de los Juegos Olímpicos de invierno
En 1924 se desarrollan en Chamonix los primeros Juegos Olímpicos de invierno. La elección no fue por casualidad. La construcción del Tramway del Mont-Blanc, en 1908, abrió los campos de nieve del Pase de Voaz, arriba de las Houches.
La apertura, en 1923, de la primera sección del ancestro del teleférico de la Aiguille du Midi permite a los esquiadores aventurarse en las pistas de la aldea de los Pèlerins. Después de seis meses de trabajos, hay una pista de patinaje, un anillo de patinaje de velocidad de 400 metros, un trampolín de salto en esquí y una pista de bobsleigh de 1.369 metros de largo.
En un par de días, Chamonix capta la atención del mundo entero. Todos los proyectores se enfocan en una de las primeras estaciones de esquí. Marcando una vez más su huella en la historia, Chamonix acoge los primeros Juegos Olímpicos de invierno.
Desde entonces, incluso si no ha sido la sede de otros Juegos Olímpicos, Chamonix ha seguido organizando numerosos eventos mundiales. Primero el Kandahar, para la Copa del Mundo de esquí alpino, competencia mítica ganada por los campeones más famosos y que sigue siendo un momento clave en el calendario de la Federación Internacional de Esquí.
Pero si Chamonix innovó convirtiéndose en la primera ciudad acogiendo los Juegos Olímpicos, no se conformó con esto. Creada en 1821, la Compañía de los Guías de Chamonix es la más antigua de su especie en el mundo y la más grande en volumen. Permite cada año a numerosos aprendices alpinistas, esquiadores fuera de pista o de vertientes fuertes, de poder dedicarse a su pasión en plena seguridad, acompañados o guiados por un profesional que conoce la montaña y domina los peligros. Otra institución única que colaboró a la notoriedad de Chamonix es la ENSA o Escuela Nacional del Esquí y el Alpinismo. La ENSA fue creada en 1946 para formar a profesionales de los deportes de montaña y elaborar métodos de enseñanza de esquí y alpinismo. Hoy, las nuevas exigencias de calidad y seguridad en los deportes, la integración europea, y la internacionalización del turismo en montaña, aumentaron su rol en la economía deportiva de montaña. La ENSA es el único organismo francés que puede formar a instructores de esquí, guías de alta montaña y profesionales a cargo de la seguridad como los pisteros-socorristas.
La ENSA también desarrolla relaciones internacionales para promover intercambios de métodos de enseñanza y savoir-faire francés en relación con organismos especializados, en el marco de protocolos intergubernamentales. Escuela única en el mundo, ENSA entrega diplomas reconocidos en todas partes y es una referencia imprescindible.
La alta montaña para todos
La organización de los primeros Juegos Olímpicos no fue una meta final para Chamonix, al contrario. Entre las dos guerras, el desarrollo de la ciudad se enfocó de otra manera. El 7 de septiembre 1930, el Brévent se transforma en el teleférico más alto de Francia y un nuevo éxito comercial, ya que 20.000 visitantes lo usan entre Chamonix y las vertientes del Brévent en su primer año de funcionamiento. En Chamonix más que en otras partes, los teleféricos se convirtieron en la herramienta indispensable para la temporada de invierno. Su instalación es un desafío clave entre 1940 y 1980. Pero es la construcción del túnel del Mont-Blanc entre Italia y Francia que va a acelerar los proyectos.
Las inversiones e inauguraciones se suceden rápidamente y tanto el valle como la ciudad van a ser conectados con las cimas. El mejor ejemplo es de la Aiguille du Midi que abre la puerta a la alta montaña para todos.
Un modelo de resorte 4 estaciones
Chamonix no es un lugar común, por su historia y su cuadro de montaña, pero sobre todo por ser uno de los sitios naturales más visitados del mundo. Más que un centro de esquí, Chamonix es una ciudad que vive al ritmo de las estaciones. De verano o invierno, la capital del alpinismo es una de las ciudades más concurridas en el mundo. Y es una de sus particularidades, ser uno de los mejores modelos de resorte 4 estaciones. En invierno, el esquí funciona bien gracias a los cinco dominios que rodean la ciudad. ¿Cinco? Sí, es correcto: los Houches, el Brévent, la Flégère, los Grands Montets y el Tour-Col de Balme. Pero la diferencia se marca en verano. Las atracciones turísticas no faltan ya que se puede hacer de todo, ver de todo, acercarse a todo. Las cimas son accesibles por teleféricos, el más famoso siendo el de la Aiguille du Midi que casi permite de tocar el Mont Blanc. Chamonix dispone de todas las atracciones posibles y es un producto completo. Caminatas, excursiones, rafting, parapente, trineo, animaciones, eventos, piscina y otras actividades acuáticas o “acualúdicas”, encontrará obligatoriamente algo que le gustará. Deportistas o contemplativos, amantes del shopping o de la naturaleza, Chamonix tiene opciones para todo tipo de clientela, sea cual sea su origen, y es claramente una ciudad de montaña y uno de los resortes más internacionales del mundo.
En las páginas que vienen, les presentaremos los diferentes dominios y las actividades que ofrece este destino turístico clave, un modelo en su estilo.
Brevent-Flegere Frente al Mont Blanc
El dominio del Brévent y el de la Flégère, distintos pero conectados por un teleférico, ofrecen una de las más hermosas vistas del Mont Blanc.Desde Chamonix, la telecabina lo llevará hasta Plan Praz a 1.999 m, luego el teleférico hasta la cima del Brévent a 2.525 m. Si decide salir del dominio de la Flégère, es un teleférico que le permitirá acceder a los distintos senderos de caminata. Sectores de despegue de parapentes muy conocidos, el Brévent y la Flégère son también famosos por ser muy buenos sitios de escalada. Pistas de VTT deportivas o principiantes, excursiones en un ambiente único en el mundo, terrazas en pleno sol al alcance del teleférico, todos encuentran ahí su felicidad.
En invierno, los dos dominios ofrecen numerosas pistas de esquí para todos los niveles, así como itinerarios fuera de pistas. De hecho, es en el Brévent que se desarrolla cada año una prueba de la Copa del Mundo de freeride. Tanto el Brévent como la Flégère permiten volver esquiando al centro de de Chamonix…un lujo muy apreciable después de un día en las pistas.
Les Grands Montets un lugar mítico
En Les Grands Montets, el esquí rima con la alta montaña, los glaciares, los grandes desniveles y las pendientes no alisadas. El área esquiable de Les Grands Montets es famosa en el mundo entero y su reputación es bien conocida. Todos los esquiadores sueñan con posar sus pies o, más bien, sus esquíes en las pistas que forjaron la historia y la fama internacional de Chamonix.
Descender desde la cima de Les Grands Montets, a 3300 metros de altitud, es un sueño para los amantes del esquí. Con sus 2000 metros de desnivel y su variedad de recorridos en la alta montaña, la zona de Les Grands Montets invita a vivir una experiencia única. Allí, la calidad de la nieve es extraordinaria hasta el mes de mayo. Además, el centro de esquí ofrece un parque de nieve y una pista de boardercross para consentir a los amantes del estilo libre.
También es posible disfrutar de Les Grands Montets en verano, ya que los numerosos medios de elevación se mantienen abiertos para hacer las delicias de los excursionistas. Saliendo de Argentière, comuna situada a pocos metros de Chamonix, el teleférico de Les Grands Montets permite acceder a la meseta de Lognan, a 1972 metros de altitud y luego a la Aiguille des Grands Montets, a 3275 metros.
A esa altura y visto desde la terraza panorámica, el paisaje de las cumbres que forman la cadena montañosa del Mont Blanc es simplemente grandioso. En este lugar, los diversos itinerarios de excursión le permitirán acercarse considerablemente a las impresionantes cascadas de hielo del Valle de Chamonix. Allí podrá explorar con total seguridad el mundo de la alta montaña, a pocos metros de los mayores glaciares de Europa.
Les Houches un área esquiable cargada de historia
Cuando ingrese en el valle de Chamonix desde la autopista, a través del viaducto de Egratz, la primera área esquiable que observará será Les Houches. Es, sin duda, el centro de esquí más familiar y el más arbolado. Se extiende desde los 950 hasta los 1900 metros de altitud y ofrece una vista de 360º de la cadena montañosa del Mont Blanc.
Es un centro familiar, sí, pero también es, ante todo, un lugar con historia, famoso por haber sido sede de numerosas etapas de la Copa del Mundo de Esquí Alpino.
Chamonix-Les Houches a la luz de los proyectores
Antes de que se creara esa Copa del Mundo, existía el campeonato de Kandahar. En esa época, quienes triunfaban al pie del Mont Blanc entraban en el libro de las leyendas vivientes. Porque ganar una medalla con las dos letras mágicas, « A-K », equivalía a obtener el título más importante. El Arlberg Kandahar, creado en 1928, fue la primera competencia alpina internacional que combinó descenso y eslalon. Es una receta que continúa vigente en los Juegos Olímpicos y en los Campeonatos del Mundo. Esta combinación, espectacular y deportivamente muy difícil, sigue siendo un referente, aunque, desde hace algunos años, los esquiadores ya no tienen el perfil para esas pruebas. La organización de esa importante y legendaria competencia es prueba del apego que la gente del valle siente por su historia y su entorno.
¿Qué estación no sueña con ser sede de una prueba internacional? Chamonix y Les Houches lo lograron, y ya hace tiempo, con el Kandahar. En 2011, volvieron a hacerlo, pero la organización de un evento de tamañas dimensiones no es una tarea sencilla. Fred Compte, Director de la Prueba y Director del Club Deportivo de Chamonix, nos lo explica: « Preparar una pista para la Copa del Mundo supone cinco meses de trabajo. Las reuniones comienzan en el mes de julio. El lanzamiento de las operaciones se hace el 6 de septiembre para la fase de mantenimiento (siega, tala de árboles muertos, ampliación de la pista, control de los 1,5 km de redes tipo A instaladas en los puntos críticos de la pista). Los equipos formados por instructores y guías del valle convocados para la ocasión también verifican que los 50 km de cable de TV puedan bordear y atravesar la pista. Hay que preparar la ubicación de las 18 cámaras que se colgarán el día D sobre las plataformas que estarán hasta a 8 metros de altura. A fines de octubre, se preparan los cañones de nieve. A mediados de noviembre, si las condiciones meteorológicas lo requieren, se comienza a esparcir nieve. Durante los diez últimos días previos a la competencia, se prepara minuciosamente la pista, la Steinbach inyecta agua cada 10 cm para que la nieve esté lo más compacta posible y proporcione una superficie de apoyo adecuada a los esquiadores. La nieve de los saltos se regula con una precisión de 2 a 3 cm con las máquinas pisanieve. »
Aunque Les Houches sea periódicamente sede de las competencias de la Federación Internacional de Esquí, no por eso es menos accesible o familiar. Allí siempre es posible practicar esquí en el bosque, al abrigo del viento y, sobre todo, disfrutando de unas vistas excepcionales.
Balme/vallorcine: para esquí transfronterizo
Chamonix tiene la particularidad de abrirse hacia Italia por el túnel del Mont Blanc y hacia Suiza por el Paso de los Montets, que permite pasar en tierra helvética. Está al cruce de varios países, así como sus dominios esquiables. Por supuesto, es posible acceder a la vertiente italiana del Mont Blanc por el teleférico de la Aiguille du Midi y de la telecabina de Helbronner, pero para esquí transfronterizo, sólo existe el dominio de Balme. Accesible por el pueblo del Tour, junto a Chamonix, o por la comuna de Vallorcine cerca de Suiza, el dominio de Balme propone numerosas actividades en invierno y verano. En invierno, por supuesto, el esquí. Con dos vertientes bien distintas y soleadas, es un lugar perfecto para principiantes o para progresar en plena seguridad. En cuanto a los esquiadores confirmados, encontrarán su placer en los múltiples itinerarios en pistas o fuera de pistas. En un ambiente de praderas alpinas, el dominio de Balme ofrece amplias pistas suaves frente al valle de Chamonix, y esquí en los bosques de pinos a la frontera suiza. En invierno, también encontrarán y podrán observar practicantes del speed-riding, un deporte de moda que se está desarrollando en las estaciones francesas.
En verano, por supuesto, es ideal para las caminatas y el VTT. El dominio de Balme tiene senderos para paseos pedestres a todos niveles, como la subida al refugio Albert 1er, caminata agradable en un entorno glaciar amplio, pero también itinerarios salvajes por los prados alpinos y los bosques. Itinerarios de VTT, de todos niveles, permiten bajar hacia los pueblos del Tour o de Vallorcine. Fácilmente accesible en invierno y verano, el dominio Balme tiene la particularidad de dar un panorama completo del macizo del Mont Blanc, verdadero anfiteatro de las cimas y agujas que rodean la ciudad de Chamonix.
Montenvers Camino al glaciar Mer de Glace
Desde que fue descubierto por unos excursionistas ingleses, en 1741, el éxito de Montenvers nunca decayó. Los actores financieros pronto se interesaron en esta área, en la que vieron una oportunidad para desarrollar el turismo. El proyecto para la construcción de un tren de cremallera se presentó en 1892. La idea no fue bien recibida, sino que suscitó una hostilidad generalizada, especialmente entre los guías a mula que consideraron que sería una competencia desleal. En 1897, tras acalorados y encarnizados debates, el Parlamento declaró de utilidad pública las vías férreas de Montenvers. Las monumentales tareas se iniciaron en 1905. Centenares de obreros trabajaron arduamente en esa gigantesca obra. Contra todo pronóstico, el primer tramo se puso en servicio el 9 de agosto de 1908.
La inauguración de la línea Chamonix-Montenvers fue un verdadero éxito: 24 000 pasajeros en su primer año y 100 000 en 1924, año de los Juegos Olímpicos de Chamonix. Cada verano, este tren transporta a gran cantidad de personas hasta la terminal de la vía, un lugar con vistas panorámicas del glaciar Mer de Glace, y, para hacerlo, debe ascender por pendientes cuya inclinación llega, en algunos tramos, al 22 %. A una velocidad promedio de ocho kilómetros por hora, los pasajeros arriban a Montenvers en poco menos de una hora. Luego, pueden seguir a pie hasta el glaciar Mer de Glace. Poco a poco, en el transcurso de la década de 1950, la motorización eléctrica reemplazó a las locomotoras de vapor. Unos diez años después, el tren reinó en esta área también en invierno gracias a la instalación de los paraavalanchas. En la actualidad, tras cien años de existencia y con un flujo de 2200 personas por hora, el tren de Montenvers conduce hacia el Mer de Glace a una multitud de turistas felices de recorrer esos 5,5 kilómetros de vías.
Al llegar, además de las extraordinarias vistas, los turistas no salen de su asombro durante la visita a una gruta de hielo que cada año se talla en el interior del glaciar y a la que se puede llegar mediante una telecabina y una pequeña escalera.
Desde 1992, el tren circula todo el año, tanto en invierno como en verano, con excepción del mes de octubre, cuando las expertas manos de los mecánicos lo someten a las tareas de mantenimiento. Hay dos acontecimientos más dignos de destacar: este año, el lugar se modernizará totalmente, y, en 2017, se construirá una nueva telecabina que conectará la estación del tren con el glaciar Mer de Glace.
La Aiguille du Midi una experiencia única
¿Qué sería Chamonix sin la Aiguille du Midi y su famoso teleférico rojo que durante todo el año transporta a turistas, alpinistas y esquiadores de vertientes fuertes desde Chamonix hacia las cimas?
El primer teleférico de la Aiguille du Midi, que se llamaba entonces el teleférico de los Glaciares, el trazado del cual todavía es visible, no juntaba Chamonix con la punta de la montaña. Es en 1955 que fue inaugurado el teleférico que conocemos hoy día. Puerta de acceso hacia la alta montaña y un panorama mágico, permite también llegar a la telecabina de la Vallée Blanche en dirección a la punta Helbronner y a Italia.
Desde Chamonix, en unos pocos minutos, llegará a la cima de la Aiguille du Midi, a 3.777 metros de altura y en un contexto de alta montaña. En 20 minutos se puede subir los 2.700 metros de desnivelación, en un viaje único en el mundo entre cielo y tierra, que lo llevará a las numerosas instalaciones turísticas en la cima.
Un sitio completamente reestructurado
Repensado, reestructurado y modernizado por la compañía del Mont Blanc encargada de la explotación del sitio, es una de las joyas turísticas del macizo, un sitio de fama mundial, por sus terrazas, cubiertas o no, que permiten disfrutar su panorama sin perjuicio de las condiciones meteorológicas. Un museo dedicado a la Aiguille du Midi también es accesible, así como un paso en el vacío, una proeza tecnológica al origen de sensaciones inolvidables. Con esa verdadera caja de vidrio de 5 ventanales, se garantiza escalofríos, ya que tendrá más de 1.000 metros de vacío bajo sus pies. ¡Hay más! La compañía del Mont-Blanc invirtió, en el sitio de la Aiguille du Midi, una amplia política de inversiones que se concretizó, el 2 de junio pasado, con la inauguración de la Pipa, o Tubo, nueva instalación colgando de la aguja central a más de 3.700 metros de altura, y último proyecto de modernización de la Aiguille du Midi.
La inauguración de este tubo de 33 metros de largo marca la conclusión de cuatro años de trabajos de renovación del sitio más visitado de la región Auvergne-Rhône-Alpes. Con el Tubo, la compañía del Mont-Blanc concreta un antiguo sueño: ofrecer un verdadero sentido de circulación a los visitantes de las cimas, a todos los que tomaron el mítico teleférico rojo para realizar, en muchos casos, sus primeros pasos de alta montaña. Ahora, las 550.000 personas que llegan cada año al sitio no tendrán que darse vuelta ya que la Pipa permitirá juntar el ala del Mont-Blanc con la terraza Rebuffat: podrán dar la vuelta completa por un recorrido temático sobre la historia y la explotación del teleférico y el alpinismo en el museo Espace Vertical, o sobre las condiciones de evolución en alta altura gracias al nivel Hypoxie. Esa nueva conexión permite a los clientes pasar del Piton Nord al Espace Vertical, luego a la terraza de la cima y al Pas dans le Vide, para finalmente llegar al ala Mont-Blanc y la terraza Rébuffat y bajar hacia Chamonix. Si la voluntad de la compañía del Mont-Blanc, gerente del sitio, era ofrecer una circulación temática, también decidió hacer entender a los visitadores del día en qué contexto estaban evolucionando. La idea era maximizar las sensaciones, y lo lograron.
Más que una realización, o mejor dicho realizaciones, ya que el tubo es parte de un proyecto más amplio, la renovación del sitio de la Aiguille du Midi habrá demostrado, si fuese necesario, que es posible organizar o reorganizar un sitio existente sin alterar su explotación, que por supuesto no se interrumpió durante los trabajos, considerando los desafíos ambientales y técnicos relacionados con la altura.
La Vallée Blanche, aventura única
La Vallée Blanche, nombre de uno de los itinerarios fuera de pistas más famosos del mundo, es algo que deben experimentar por lo menos una vez en su vida. Partiendo de la Aiguille du Midi, entran en un contexto de alta montaña, en un dominio glaciar, un lugar mágico. La aventura empieza al inicio de la cresta de la Aiguille du Midi que l’aventure débute. Entre seracs y grietas, en un entorno de cine mezclando azules y blanco inmaculado, se sentirá fuera del tiempo y del mundo. La Vallée Blanche es única, por su contexto, su diversidad de paisajes, y también su desnivelación. Experiencia necesaria para el esquiador, la Vallée Blanche dispone de un potencial sin límites, por su variedad y diversidad de itinerarios.
Desde la cima a 3.700 metros de altura, es una bajada inolvidable de 20 kilómetros. Si las condiciones lo permiten, puede llegar directamente a Chamonix, esquiando. De lo contrario, el itinerario termina en la Mer de Glace, que se cruza para tomar el tren del Montenvers y volver tranquilamente a Chamonix.
FOTOS: © Patrice Labarbe, © DR, © OT Chamonix, © David Ravanel, © J. Bozon.
El nacimiento del mito
La historia del desarrollo de Chamonix empieza realmente el 21 de junio 1741 cuando dos ingleses, Richard Windham y William Pocock, descubren la Mer de Glace. Su narración, publicada en Suiza e Inglaterra, se difunde en toda Europa, y empieza a atraer a turistas ricos, principalmente ingleses, venidos a admirar el sitio misterioso.
Una nueva demanda se crea para cristaleros y cazadores del valle que abandonan poco a poco su actividad principal para convertirse en guías de los nuevos clientes atraídos por el glaciar que, en aquel entonces, llegaba hasta Chamonix.
El primer albergue abre en 1770 y marca el inicio de un desarrollo simultáneo de la hostelería y de las subidas al macizo. La conquista del Mont Blanc por Jacques Balmat y Michel Gabriel Paccard el 8 de agosto 1786 termina de desmitificar las cimas que dominan el valle y sella el destino del pueblo de montaña, cuna del alpinismo, que pronto se va a convertir en una verdadera ciudad.
Un primer hotel de lujo será construido en 1816, seguido por tres palacios. La pasión por el turismo estival es acompañada de la creación de la Compañía de los Guías en 1821, primera y más importante junta de este tipo en el mundo. Chamonix ya es un precursor. En la segunda mitad del siglo XIX realizan múltiples ascensiones. Numerosos alpinistas se convierten en leyendas, empezando con Michel Croz, Michel Payot, Albert F. Mummery y Edward Whymper. Cada una de estas figuras contribuye a la notoriedad de Chamonix, así como los primeros autores de la historia del alpinismo. Ruskin, George Sand, Victor Hugo, Goethe, Chateaubriand también participan a la construcción del edificio.
Pero todo se acelera en 1860, los 2 y 3 de septiembre, cuando Louis Napoléon Bonaparte (Napoléon III) y la emperatriz Eugénie, van a Chamonix después de que la Savoie haya vuelto a ser francesa. Frente a las numerosas peripecias que hubo que superar, Napoléon III decide hacer construir una ruta entre le Fayet y Chamonix.
El esquí en Chamonix en cifras (datos 2016 otorgados por la Compañía del Mont-Blanc que explota los distintos dominios):
> Pasajes de teleféricos para la temporada 2015/2016: 15 792 527
> Días de esquí para la temporada 2015/2016: 1 635 382
> Volumen de negocios para la temporada 2015/2016:
> verano > 27 500 590 €;
> invierno > 54 017 995 €;
> total > 81 518 585 €
> 89 pistas
> 63 teleféricos
> Débito de 77 141 esquiadores por hora
> 31 apisonadoras
> 265 máquinas de nieve
> 252 trabajos permanentes y 207 de temporada
Más rápido, más arriba, más fuerte
De 1860 a 1960, Chamonix ha pasado de su estatuto de pueblo encogido alrededor de su iglesia al de ciudad al pie del Mont-Blanc. Ese crecimiento fantástico parece una película en velocidad rápida.
El 12 de julio 1901, a las 11:35, el primer tren entra en la estación de Chamonix. Un nuevo siglo y una nueva era se abren entonces para el valle. Un tren junta el Fayet y Chamonix. El material ferroviario usado es de última tecnología y utiliza automatismos eléctricos. No más locomotoras al vapor con su humo desagradable. La eficacia de la tracción eléctrica en las vertientes permite también abandonar la cremallera y autoriza un servicio de invierno: un elemento clave para el futuro de la línea y del valle. El éxito es inmediato: 29 190 visitantes en 1901, 99 800 el año siguiente. El tren funciona y no parará. El turismo de Chamonix se lanza en nuevos rieles, buscando nuevas aventuras, enfocándose en los teleféricos. Ahora, la ciudad es desenclavada, accesible incluso en invierno, y puede acercarse a las cimas: la aventura de los deportes de invierno y el esquí empezó.
En 1908 se inaugura el tren con cremallera del Montenvers, que permite acceder fácilmente al pie de la Mer de Glace, y en 1910 empieza la construcción del primer teleférico de la Aiguille, llamado entonces Teleférico de los Glaciares. Se interrumpirá durante la Primera guerra mundial. Empiezan de nuevo las obras al fin de la guerra y la primera sección será terminada justo para llegar a la pista de bobsleigh de los Juegos Olímpicos de invierno de 1924.
Cuna de los Juegos Olímpicos de invierno
En 1924 se desarrollan en Chamonix los primeros Juegos Olímpicos de invierno. La elección no fue por casualidad. La construcción del Tramway del Mont-Blanc, en 1908, abrió los campos de nieve del Pase de Voaz, arriba de las Houches.
La apertura, en 1923, de la primera sección del ancestro del teleférico de la Aiguille du Midi permite a los esquiadores aventurarse en las pistas de la aldea de los Pèlerins. Después de seis meses de trabajos, hay una pista de patinaje, un anillo de patinaje de velocidad de 400 metros, un trampolín de salto en esquí y una pista de bobsleigh de 1.369 metros de largo.
En un par de días, Chamonix capta la atención del mundo entero. Todos los proyectores se enfocan en una de las primeras estaciones de esquí. Marcando una vez más su huella en la historia, Chamonix acoge los primeros Juegos Olímpicos de invierno.
Desde entonces, incluso si no ha sido la sede de otros Juegos Olímpicos, Chamonix ha seguido organizando numerosos eventos mundiales. Primero el Kandahar, para la Copa del Mundo de esquí alpino, competencia mítica ganada por los campeones más famosos y que sigue siendo un momento clave en el calendario de la Federación Internacional de Esquí.
Pero si Chamonix innovó convirtiéndose en la primera ciudad acogiendo los Juegos Olímpicos, no se conformó con esto. Creada en 1821, la Compañía de los Guías de Chamonix es la más antigua de su especie en el mundo y la más grande en volumen. Permite cada año a numerosos aprendices alpinistas, esquiadores fuera de pista o de vertientes fuertes, de poder dedicarse a su pasión en plena seguridad, acompañados o guiados por un profesional que conoce la montaña y domina los peligros. Otra institución única que colaboró a la notoriedad de Chamonix es la ENSA o Escuela Nacional del Esquí y el Alpinismo. La ENSA fue creada en 1946 para formar a profesionales de los deportes de montaña y elaborar métodos de enseñanza de esquí y alpinismo. Hoy, las nuevas exigencias de calidad y seguridad en los deportes, la integración europea, y la internacionalización del turismo en montaña, aumentaron su rol en la economía deportiva de montaña. La ENSA es el único organismo francés que puede formar a instructores de esquí, guías de alta montaña y profesionales a cargo de la seguridad como los pisteros-socorristas.
La ENSA también desarrolla relaciones internacionales para promover intercambios de métodos de enseñanza y savoir-faire francés en relación con organismos especializados, en el marco de protocolos intergubernamentales. Escuela única en el mundo, ENSA entrega diplomas reconocidos en todas partes y es una referencia imprescindible.
La alta montaña para todos
La organización de los primeros Juegos Olímpicos no fue una meta final para Chamonix, al contrario. Entre las dos guerras, el desarrollo de la ciudad se enfocó de otra manera. El 7 de septiembre 1930, el Brévent se transforma en el teleférico más alto de Francia y un nuevo éxito comercial, ya que 20.000 visitantes lo usan entre Chamonix y las vertientes del Brévent en su primer año de funcionamiento. En Chamonix más que en otras partes, los teleféricos se convirtieron en la herramienta indispensable para la temporada de invierno. Su instalación es un desafío clave entre 1940 y 1980. Pero es la construcción del túnel del Mont-Blanc entre Italia y Francia que va a acelerar los proyectos.
Las inversiones e inauguraciones se suceden rápidamente y tanto el valle como la ciudad van a ser conectados con las cimas. El mejor ejemplo es de la Aiguille du Midi que abre la puerta a la alta montaña para todos.
Un modelo de resorte 4 estaciones
Chamonix no es un lugar común, por su historia y su cuadro de montaña, pero sobre todo por ser uno de los sitios naturales más visitados del mundo. Más que un centro de esquí, Chamonix es una ciudad que vive al ritmo de las estaciones. De verano o invierno, la capital del alpinismo es una de las ciudades más concurridas en el mundo. Y es una de sus particularidades, ser uno de los mejores modelos de resorte 4 estaciones. En invierno, el esquí funciona bien gracias a los cinco dominios que rodean la ciudad. ¿Cinco? Sí, es correcto: los Houches, el Brévent, la Flégère, los Grands Montets y el Tour-Col de Balme. Pero la diferencia se marca en verano. Las atracciones turísticas no faltan ya que se puede hacer de todo, ver de todo, acercarse a todo. Las cimas son accesibles por teleféricos, el más famoso siendo el de la Aiguille du Midi que casi permite de tocar el Mont Blanc. Chamonix dispone de todas las atracciones posibles y es un producto completo. Caminatas, excursiones, rafting, parapente, trineo, animaciones, eventos, piscina y otras actividades acuáticas o “acualúdicas”, encontrará obligatoriamente algo que le gustará. Deportistas o contemplativos, amantes del shopping o de la naturaleza, Chamonix tiene opciones para todo tipo de clientela, sea cual sea su origen, y es claramente una ciudad de montaña y uno de los resortes más internacionales del mundo.
En las páginas que vienen, les presentaremos los diferentes dominios y las actividades que ofrece este destino turístico clave, un modelo en su estilo.
Brevent-Flegere Frente al Mont Blanc
El dominio del Brévent y el de la Flégère, distintos pero conectados por un teleférico, ofrecen una de las más hermosas vistas del Mont Blanc.Desde Chamonix, la telecabina lo llevará hasta Plan Praz a 1.999 m, luego el teleférico hasta la cima del Brévent a 2.525 m. Si decide salir del dominio de la Flégère, es un teleférico que le permitirá acceder a los distintos senderos de caminata. Sectores de despegue de parapentes muy conocidos, el Brévent y la Flégère son también famosos por ser muy buenos sitios de escalada. Pistas de VTT deportivas o principiantes, excursiones en un ambiente único en el mundo, terrazas en pleno sol al alcance del teleférico, todos encuentran ahí su felicidad.
En invierno, los dos dominios ofrecen numerosas pistas de esquí para todos los niveles, así como itinerarios fuera de pistas. De hecho, es en el Brévent que se desarrolla cada año una prueba de la Copa del Mundo de freeride. Tanto el Brévent como la Flégère permiten volver esquiando al centro de de Chamonix…un lujo muy apreciable después de un día en las pistas.
Les Grands Montets un lugar mítico
En Les Grands Montets, el esquí rima con la alta montaña, los glaciares, los grandes desniveles y las pendientes no alisadas. El área esquiable de Les Grands Montets es famosa en el mundo entero y su reputación es bien conocida. Todos los esquiadores sueñan con posar sus pies o, más bien, sus esquíes en las pistas que forjaron la historia y la fama internacional de Chamonix.
Descender desde la cima de Les Grands Montets, a 3300 metros de altitud, es un sueño para los amantes del esquí. Con sus 2000 metros de desnivel y su variedad de recorridos en la alta montaña, la zona de Les Grands Montets invita a vivir una experiencia única. Allí, la calidad de la nieve es extraordinaria hasta el mes de mayo. Además, el centro de esquí ofrece un parque de nieve y una pista de boardercross para consentir a los amantes del estilo libre.
También es posible disfrutar de Les Grands Montets en verano, ya que los numerosos medios de elevación se mantienen abiertos para hacer las delicias de los excursionistas. Saliendo de Argentière, comuna situada a pocos metros de Chamonix, el teleférico de Les Grands Montets permite acceder a la meseta de Lognan, a 1972 metros de altitud y luego a la Aiguille des Grands Montets, a 3275 metros.
A esa altura y visto desde la terraza panorámica, el paisaje de las cumbres que forman la cadena montañosa del Mont Blanc es simplemente grandioso. En este lugar, los diversos itinerarios de excursión le permitirán acercarse considerablemente a las impresionantes cascadas de hielo del Valle de Chamonix. Allí podrá explorar con total seguridad el mundo de la alta montaña, a pocos metros de los mayores glaciares de Europa.
Les Houches un área esquiable cargada de historia
Cuando ingrese en el valle de Chamonix desde la autopista, a través del viaducto de Egratz, la primera área esquiable que observará será Les Houches. Es, sin duda, el centro de esquí más familiar y el más arbolado. Se extiende desde los 950 hasta los 1900 metros de altitud y ofrece una vista de 360º de la cadena montañosa del Mont Blanc.
Es un centro familiar, sí, pero también es, ante todo, un lugar con historia, famoso por haber sido sede de numerosas etapas de la Copa del Mundo de Esquí Alpino.
Chamonix-Les Houches a la luz de los proyectores
Antes de que se creara esa Copa del Mundo, existía el campeonato de Kandahar. En esa época, quienes triunfaban al pie del Mont Blanc entraban en el libro de las leyendas vivientes. Porque ganar una medalla con las dos letras mágicas, « A-K », equivalía a obtener el título más importante. El Arlberg Kandahar, creado en 1928, fue la primera competencia alpina internacional que combinó descenso y eslalon. Es una receta que continúa vigente en los Juegos Olímpicos y en los Campeonatos del Mundo. Esta combinación, espectacular y deportivamente muy difícil, sigue siendo un referente, aunque, desde hace algunos años, los esquiadores ya no tienen el perfil para esas pruebas. La organización de esa importante y legendaria competencia es prueba del apego que la gente del valle siente por su historia y su entorno.
¿Qué estación no sueña con ser sede de una prueba internacional? Chamonix y Les Houches lo lograron, y ya hace tiempo, con el Kandahar. En 2011, volvieron a hacerlo, pero la organización de un evento de tamañas dimensiones no es una tarea sencilla. Fred Compte, Director de la Prueba y Director del Club Deportivo de Chamonix, nos lo explica: « Preparar una pista para la Copa del Mundo supone cinco meses de trabajo. Las reuniones comienzan en el mes de julio. El lanzamiento de las operaciones se hace el 6 de septiembre para la fase de mantenimiento (siega, tala de árboles muertos, ampliación de la pista, control de los 1,5 km de redes tipo A instaladas en los puntos críticos de la pista). Los equipos formados por instructores y guías del valle convocados para la ocasión también verifican que los 50 km de cable de TV puedan bordear y atravesar la pista. Hay que preparar la ubicación de las 18 cámaras que se colgarán el día D sobre las plataformas que estarán hasta a 8 metros de altura. A fines de octubre, se preparan los cañones de nieve. A mediados de noviembre, si las condiciones meteorológicas lo requieren, se comienza a esparcir nieve. Durante los diez últimos días previos a la competencia, se prepara minuciosamente la pista, la Steinbach inyecta agua cada 10 cm para que la nieve esté lo más compacta posible y proporcione una superficie de apoyo adecuada a los esquiadores. La nieve de los saltos se regula con una precisión de 2 a 3 cm con las máquinas pisanieve. »
Aunque Les Houches sea periódicamente sede de las competencias de la Federación Internacional de Esquí, no por eso es menos accesible o familiar. Allí siempre es posible practicar esquí en el bosque, al abrigo del viento y, sobre todo, disfrutando de unas vistas excepcionales.
Balme/vallorcine: para esquí transfronterizo
Chamonix tiene la particularidad de abrirse hacia Italia por el túnel del Mont Blanc y hacia Suiza por el Paso de los Montets, que permite pasar en tierra helvética. Está al cruce de varios países, así como sus dominios esquiables. Por supuesto, es posible acceder a la vertiente italiana del Mont Blanc por el teleférico de la Aiguille du Midi y de la telecabina de Helbronner, pero para esquí transfronterizo, sólo existe el dominio de Balme. Accesible por el pueblo del Tour, junto a Chamonix, o por la comuna de Vallorcine cerca de Suiza, el dominio de Balme propone numerosas actividades en invierno y verano. En invierno, por supuesto, el esquí. Con dos vertientes bien distintas y soleadas, es un lugar perfecto para principiantes o para progresar en plena seguridad. En cuanto a los esquiadores confirmados, encontrarán su placer en los múltiples itinerarios en pistas o fuera de pistas. En un ambiente de praderas alpinas, el dominio de Balme ofrece amplias pistas suaves frente al valle de Chamonix, y esquí en los bosques de pinos a la frontera suiza. En invierno, también encontrarán y podrán observar practicantes del speed-riding, un deporte de moda que se está desarrollando en las estaciones francesas.
En verano, por supuesto, es ideal para las caminatas y el VTT. El dominio de Balme tiene senderos para paseos pedestres a todos niveles, como la subida al refugio Albert 1er, caminata agradable en un entorno glaciar amplio, pero también itinerarios salvajes por los prados alpinos y los bosques. Itinerarios de VTT, de todos niveles, permiten bajar hacia los pueblos del Tour o de Vallorcine. Fácilmente accesible en invierno y verano, el dominio Balme tiene la particularidad de dar un panorama completo del macizo del Mont Blanc, verdadero anfiteatro de las cimas y agujas que rodean la ciudad de Chamonix.
Montenvers Camino al glaciar Mer de Glace
Desde que fue descubierto por unos excursionistas ingleses, en 1741, el éxito de Montenvers nunca decayó. Los actores financieros pronto se interesaron en esta área, en la que vieron una oportunidad para desarrollar el turismo. El proyecto para la construcción de un tren de cremallera se presentó en 1892. La idea no fue bien recibida, sino que suscitó una hostilidad generalizada, especialmente entre los guías a mula que consideraron que sería una competencia desleal. En 1897, tras acalorados y encarnizados debates, el Parlamento declaró de utilidad pública las vías férreas de Montenvers. Las monumentales tareas se iniciaron en 1905. Centenares de obreros trabajaron arduamente en esa gigantesca obra. Contra todo pronóstico, el primer tramo se puso en servicio el 9 de agosto de 1908.
La inauguración de la línea Chamonix-Montenvers fue un verdadero éxito: 24 000 pasajeros en su primer año y 100 000 en 1924, año de los Juegos Olímpicos de Chamonix. Cada verano, este tren transporta a gran cantidad de personas hasta la terminal de la vía, un lugar con vistas panorámicas del glaciar Mer de Glace, y, para hacerlo, debe ascender por pendientes cuya inclinación llega, en algunos tramos, al 22 %. A una velocidad promedio de ocho kilómetros por hora, los pasajeros arriban a Montenvers en poco menos de una hora. Luego, pueden seguir a pie hasta el glaciar Mer de Glace. Poco a poco, en el transcurso de la década de 1950, la motorización eléctrica reemplazó a las locomotoras de vapor. Unos diez años después, el tren reinó en esta área también en invierno gracias a la instalación de los paraavalanchas. En la actualidad, tras cien años de existencia y con un flujo de 2200 personas por hora, el tren de Montenvers conduce hacia el Mer de Glace a una multitud de turistas felices de recorrer esos 5,5 kilómetros de vías.
Al llegar, además de las extraordinarias vistas, los turistas no salen de su asombro durante la visita a una gruta de hielo que cada año se talla en el interior del glaciar y a la que se puede llegar mediante una telecabina y una pequeña escalera.
Desde 1992, el tren circula todo el año, tanto en invierno como en verano, con excepción del mes de octubre, cuando las expertas manos de los mecánicos lo someten a las tareas de mantenimiento. Hay dos acontecimientos más dignos de destacar: este año, el lugar se modernizará totalmente, y, en 2017, se construirá una nueva telecabina que conectará la estación del tren con el glaciar Mer de Glace.
La Aiguille du Midi una experiencia única
¿Qué sería Chamonix sin la Aiguille du Midi y su famoso teleférico rojo que durante todo el año transporta a turistas, alpinistas y esquiadores de vertientes fuertes desde Chamonix hacia las cimas?
El primer teleférico de la Aiguille du Midi, que se llamaba entonces el teleférico de los Glaciares, el trazado del cual todavía es visible, no juntaba Chamonix con la punta de la montaña. Es en 1955 que fue inaugurado el teleférico que conocemos hoy día. Puerta de acceso hacia la alta montaña y un panorama mágico, permite también llegar a la telecabina de la Vallée Blanche en dirección a la punta Helbronner y a Italia.
Desde Chamonix, en unos pocos minutos, llegará a la cima de la Aiguille du Midi, a 3.777 metros de altura y en un contexto de alta montaña. En 20 minutos se puede subir los 2.700 metros de desnivelación, en un viaje único en el mundo entre cielo y tierra, que lo llevará a las numerosas instalaciones turísticas en la cima.
Un sitio completamente reestructurado
Repensado, reestructurado y modernizado por la compañía del Mont Blanc encargada de la explotación del sitio, es una de las joyas turísticas del macizo, un sitio de fama mundial, por sus terrazas, cubiertas o no, que permiten disfrutar su panorama sin perjuicio de las condiciones meteorológicas. Un museo dedicado a la Aiguille du Midi también es accesible, así como un paso en el vacío, una proeza tecnológica al origen de sensaciones inolvidables. Con esa verdadera caja de vidrio de 5 ventanales, se garantiza escalofríos, ya que tendrá más de 1.000 metros de vacío bajo sus pies. ¡Hay más! La compañía del Mont-Blanc invirtió, en el sitio de la Aiguille du Midi, una amplia política de inversiones que se concretizó, el 2 de junio pasado, con la inauguración de la Pipa, o Tubo, nueva instalación colgando de la aguja central a más de 3.700 metros de altura, y último proyecto de modernización de la Aiguille du Midi.
La inauguración de este tubo de 33 metros de largo marca la conclusión de cuatro años de trabajos de renovación del sitio más visitado de la región Auvergne-Rhône-Alpes. Con el Tubo, la compañía del Mont-Blanc concreta un antiguo sueño: ofrecer un verdadero sentido de circulación a los visitantes de las cimas, a todos los que tomaron el mítico teleférico rojo para realizar, en muchos casos, sus primeros pasos de alta montaña. Ahora, las 550.000 personas que llegan cada año al sitio no tendrán que darse vuelta ya que la Pipa permitirá juntar el ala del Mont-Blanc con la terraza Rebuffat: podrán dar la vuelta completa por un recorrido temático sobre la historia y la explotación del teleférico y el alpinismo en el museo Espace Vertical, o sobre las condiciones de evolución en alta altura gracias al nivel Hypoxie. Esa nueva conexión permite a los clientes pasar del Piton Nord al Espace Vertical, luego a la terraza de la cima y al Pas dans le Vide, para finalmente llegar al ala Mont-Blanc y la terraza Rébuffat y bajar hacia Chamonix. Si la voluntad de la compañía del Mont-Blanc, gerente del sitio, era ofrecer una circulación temática, también decidió hacer entender a los visitadores del día en qué contexto estaban evolucionando. La idea era maximizar las sensaciones, y lo lograron.
Más que una realización, o mejor dicho realizaciones, ya que el tubo es parte de un proyecto más amplio, la renovación del sitio de la Aiguille du Midi habrá demostrado, si fuese necesario, que es posible organizar o reorganizar un sitio existente sin alterar su explotación, que por supuesto no se interrumpió durante los trabajos, considerando los desafíos ambientales y técnicos relacionados con la altura.
La Vallée Blanche, aventura única
La Vallée Blanche, nombre de uno de los itinerarios fuera de pistas más famosos del mundo, es algo que deben experimentar por lo menos una vez en su vida. Partiendo de la Aiguille du Midi, entran en un contexto de alta montaña, en un dominio glaciar, un lugar mágico. La aventura empieza al inicio de la cresta de la Aiguille du Midi que l’aventure débute. Entre seracs y grietas, en un entorno de cine mezclando azules y blanco inmaculado, se sentirá fuera del tiempo y del mundo. La Vallée Blanche es única, por su contexto, su diversidad de paisajes, y también su desnivelación. Experiencia necesaria para el esquiador, la Vallée Blanche dispone de un potencial sin límites, por su variedad y diversidad de itinerarios.
Desde la cima a 3.700 metros de altura, es una bajada inolvidable de 20 kilómetros. Si las condiciones lo permiten, puede llegar directamente a Chamonix, esquiando. De lo contrario, el itinerario termina en la Mer de Glace, que se cruza para tomar el tren del Montenvers y volver tranquilamente a Chamonix.
FOTOS: © Patrice Labarbe, © DR, © OT Chamonix, © David Ravanel, © J. Bozon.