…hoy podemos demostrar que un sistema automático NO es un lujo…
Durante mucho tiempo para quienes vivimos inmersos en el mundo de vender nieve había una frase espinosa que nos hacía transpirar. “Un sistema automático es un lujo que nosotros tal vez no nos podamos permitir.”
Transpirábamos no porque vender nuestros sistemas manuales fuese un volumen de negocio menor. Para quienes conocen el tema, saben que fabricar nieve es un proyecto, no sólo un producto; y que, al comprar, cliente y proveedor se asocian en un proyecto, una relación, que jamás debería dejar de evolucionar. Evolucionan las tecnologías, las técnicas, los proveedores, las modas, los hábitos, los clientes de nuestros clientes, nuestros clientes, sus estrategias, todos nosotros. Sabíamos, porque en la práctica lo veíamos, que un sistema manual es poner un techo bajo a nuestro proyecto, y más aún, es poner fundaciones para un techo bajo. Todos podemos imaginar lo difícil que es tomar luego la decisión de levantar el techo para crecer, más aún de derribar todo para volver a comenzar.
Transpirábamos no porque hoy toda la información sobre un sistema automático que ofrecemos, los proyectos que desarrollamos, tengan algo de intuitivo. Todo está estudiado, verificado, garantizando. Transpiramos porque la información de los proyectos manuales posee un fragmento totalmente fuera de nuestro control, el operador. No como algo malo, si no como algo humano. Esto hace que este proyecto luego alcance o no el objetivo dependiendo de factores culturales, anímicos, económicos, sociales, etc.
El tema tomaba un nivel de complejidad que nos desbordaba, ya filosófico… hasta que tuvimos la suerte de encontrar en las oficinas operativas de Valle Nevado, pegado en la pizarra de novedades, un cuadro con una matriz de temperaturas a las cuales una suerte de barrera diagonal las separaba unas de otras. Una planilla que para los responsables de operar un sistema de fabricación de nieve manual durante más de 20 años no era ninguna novedad, ni algo extraordinario. Pero para nosotros sí, era la primera vez que luego de recorrer tantos centros, encontrábamos criterios definidos y escritos para operar un sistema manual. Encima en un centro con tanta experiencia y que ahora hace ya unos años también tiene una nueva zona con un sistema automático para comparar. Diego Rojas y Cristian Bauza, sus responsables, muy amablemente nos permitieron llevar este tesoro. Su análisis ha sido muy enriquecedor, de pronto pudimos cuantificar por qué ellos nos decían que hacer nieve con un sistema manual era egipcio, por qué era tan difícil, si es que posible, alcanzar los objetivos de producción, por qué saltaban de alegría por haber robado dos horas al día y en una semana de apretar una tecla en la computadora, no podían creer lo que con el sistema automático simplemente se producía.
Ejemplo en base al historial de temperaturas de una estación de esquí andina durante 3 temporadas. Aquí se puede observar que debido a la gran diferencia de eficiencia (volumen de producción por tiempo de producción) que existe entre ambos sistemas, un sistema manual debe ser mucho más grande y potente para lograr alcanzar la capacidad de un sistema automático.
He aquí su análisis y principales conceptos.
– Es fundamental tomar conciencia de qué es lo que compramos. Un sistema de producción de nieve? Ó garantizar que mi pista esté operativa?
Seguramente coincida con nosotros en que lo que uno compra es garantizar operar su pista.
– Para garantizar que su pista esté operativa, ¿qué necesita? Un generador más grande, más chico, automático, manual, lanza? O nieve?
Nieve.
– Para obtener en un mismo lapso de tiempo, un mismo volumen de nieve de igual calidad, puedo producirlo con un generador automático o un generador manual, con menos o más trabajo?
No. Incluso con nuestra misma tecnología, sin la “inteligencia” del generador, en la práctica no se alcanza el mismo nivel de eficiencia. Y esto ahora se puede verificar con la tabla de criterios de producción de nieve con un sistema manual de Valle Nevado, producto de sus 20 años de experiencia. Un ejemplo para pensar, si usted tiene 10 generadores manuales, en encenderlos tardará mínimamente 15 minutos reales (llegar con la moto, verificar las condiciones, preparar el equipo y conexiones, encender y calibrar, dejar todo listo e ir en moto al siguiente generador). Esto significa que para encender todo el sistema usted necesitaría unas 2,5 horas, o sea que no podrá volver a chequear el primer generador que encendió hasta 2,5 horas después. Esto provoca que por lo tanto usted no lo pueda regular al límite (que produzca todo lo posible para las condiciones del momento) ya que si las condiciones cambian para peor (más temperatura o mayor humedad) usted estropeará toda su producción. Y si las condiciones mejoraron, el generador habrá perdido productividad hasta que usted volvió a regularlo. Esto es exactamente igual de limitante para no encender el generador en condiciones límites (-1,5ºC a -5ºC de bulbo húmedo); como para una vez encendido a partir de -5ºC de bulbo húmedo no ponerlo a trabajar al límite y dejarlo haciendo nieve más seca, pero en poca cantidad.
-– Ok, no puedo tener menos nieve, ni tomarme más tiempo para producirla porque sino no estaría operativa mi pista, pero tal vez no me pueda dar el lujo de tener nieve de calidad… puedo con un sistema manual mantener operativa mi pista con nieve de menor calidad?
Si se puede permitir tener operativa su pista con nieve de menor calidad, un sistema automático también es más eficiente para producir nieve de menor calidad, solo se parametriza en el momento.
– Aceptado, automático es más eficiente, pero ¿cómo impacta esto en el volumen de inversión?
Una instalación manual es más cara que una instalación automática. Y una instalación manual se hace aún más cara de manera exponencial. Hoy lo podemos verificar con el cuadro de criterios para producir nieve con un sistema manual (de Valle Nevado), con su eficiencia, el sistema manual está doblemente penalizado.
Está penalizado porque produce menos nieve a una misma temperatura, no puedo llevar el equipo al límite.
Y está penalizado porque necesita más frío para producir, no puedo operar en condiciones límites y por lo tanto tengo muchas menos horas para producir nieve.
Como conclusión, cuando diseñamos un proyecto con un sistema manual para que cumpla con las reales necesidades del cliente, gracias al cuadro de criterios para producir nieve con el sistema manual de Valle Nevado, este sistema tiene que ser más grande (por su menor eficiencia) y más potente (por tener menos horas disponibles para producir) que con un sistema automático. Y cuando lo presupuestamos es más caro y con su evolución (futuras etapas) se vuelve aún más. Exponencialmente.
Postdata: de regalo con un sistema automático viene una menor necesidad de motos de nieve para operarlos, un menor taller, menos stock de repuestos, menos carga laboral, menos riesgo para nuestros operadores, entre otras bondades…
Transpirábamos no porque vender nuestros sistemas manuales fuese un volumen de negocio menor. Para quienes conocen el tema, saben que fabricar nieve es un proyecto, no sólo un producto; y que, al comprar, cliente y proveedor se asocian en un proyecto, una relación, que jamás debería dejar de evolucionar. Evolucionan las tecnologías, las técnicas, los proveedores, las modas, los hábitos, los clientes de nuestros clientes, nuestros clientes, sus estrategias, todos nosotros. Sabíamos, porque en la práctica lo veíamos, que un sistema manual es poner un techo bajo a nuestro proyecto, y más aún, es poner fundaciones para un techo bajo. Todos podemos imaginar lo difícil que es tomar luego la decisión de levantar el techo para crecer, más aún de derribar todo para volver a comenzar.
Transpirábamos no porque hoy toda la información sobre un sistema automático que ofrecemos, los proyectos que desarrollamos, tengan algo de intuitivo. Todo está estudiado, verificado, garantizando. Transpiramos porque la información de los proyectos manuales posee un fragmento totalmente fuera de nuestro control, el operador. No como algo malo, si no como algo humano. Esto hace que este proyecto luego alcance o no el objetivo dependiendo de factores culturales, anímicos, económicos, sociales, etc.
El tema tomaba un nivel de complejidad que nos desbordaba, ya filosófico… hasta que tuvimos la suerte de encontrar en las oficinas operativas de Valle Nevado, pegado en la pizarra de novedades, un cuadro con una matriz de temperaturas a las cuales una suerte de barrera diagonal las separaba unas de otras. Una planilla que para los responsables de operar un sistema de fabricación de nieve manual durante más de 20 años no era ninguna novedad, ni algo extraordinario. Pero para nosotros sí, era la primera vez que luego de recorrer tantos centros, encontrábamos criterios definidos y escritos para operar un sistema manual. Encima en un centro con tanta experiencia y que ahora hace ya unos años también tiene una nueva zona con un sistema automático para comparar. Diego Rojas y Cristian Bauza, sus responsables, muy amablemente nos permitieron llevar este tesoro. Su análisis ha sido muy enriquecedor, de pronto pudimos cuantificar por qué ellos nos decían que hacer nieve con un sistema manual era egipcio, por qué era tan difícil, si es que posible, alcanzar los objetivos de producción, por qué saltaban de alegría por haber robado dos horas al día y en una semana de apretar una tecla en la computadora, no podían creer lo que con el sistema automático simplemente se producía.
Ejemplo en base al historial de temperaturas de una estación de esquí andina durante 3 temporadas. Aquí se puede observar que debido a la gran diferencia de eficiencia (volumen de producción por tiempo de producción) que existe entre ambos sistemas, un sistema manual debe ser mucho más grande y potente para lograr alcanzar la capacidad de un sistema automático.
He aquí su análisis y principales conceptos.
– Es fundamental tomar conciencia de qué es lo que compramos. Un sistema de producción de nieve? Ó garantizar que mi pista esté operativa?
Seguramente coincida con nosotros en que lo que uno compra es garantizar operar su pista.
– Para garantizar que su pista esté operativa, ¿qué necesita? Un generador más grande, más chico, automático, manual, lanza? O nieve?
Nieve.
– Para obtener en un mismo lapso de tiempo, un mismo volumen de nieve de igual calidad, puedo producirlo con un generador automático o un generador manual, con menos o más trabajo?
No. Incluso con nuestra misma tecnología, sin la “inteligencia” del generador, en la práctica no se alcanza el mismo nivel de eficiencia. Y esto ahora se puede verificar con la tabla de criterios de producción de nieve con un sistema manual de Valle Nevado, producto de sus 20 años de experiencia. Un ejemplo para pensar, si usted tiene 10 generadores manuales, en encenderlos tardará mínimamente 15 minutos reales (llegar con la moto, verificar las condiciones, preparar el equipo y conexiones, encender y calibrar, dejar todo listo e ir en moto al siguiente generador). Esto significa que para encender todo el sistema usted necesitaría unas 2,5 horas, o sea que no podrá volver a chequear el primer generador que encendió hasta 2,5 horas después. Esto provoca que por lo tanto usted no lo pueda regular al límite (que produzca todo lo posible para las condiciones del momento) ya que si las condiciones cambian para peor (más temperatura o mayor humedad) usted estropeará toda su producción. Y si las condiciones mejoraron, el generador habrá perdido productividad hasta que usted volvió a regularlo. Esto es exactamente igual de limitante para no encender el generador en condiciones límites (-1,5ºC a -5ºC de bulbo húmedo); como para una vez encendido a partir de -5ºC de bulbo húmedo no ponerlo a trabajar al límite y dejarlo haciendo nieve más seca, pero en poca cantidad.
-– Ok, no puedo tener menos nieve, ni tomarme más tiempo para producirla porque sino no estaría operativa mi pista, pero tal vez no me pueda dar el lujo de tener nieve de calidad… puedo con un sistema manual mantener operativa mi pista con nieve de menor calidad?
Si se puede permitir tener operativa su pista con nieve de menor calidad, un sistema automático también es más eficiente para producir nieve de menor calidad, solo se parametriza en el momento.
– Aceptado, automático es más eficiente, pero ¿cómo impacta esto en el volumen de inversión?
Una instalación manual es más cara que una instalación automática. Y una instalación manual se hace aún más cara de manera exponencial. Hoy lo podemos verificar con el cuadro de criterios para producir nieve con un sistema manual (de Valle Nevado), con su eficiencia, el sistema manual está doblemente penalizado.
Está penalizado porque produce menos nieve a una misma temperatura, no puedo llevar el equipo al límite.
Y está penalizado porque necesita más frío para producir, no puedo operar en condiciones límites y por lo tanto tengo muchas menos horas para producir nieve.
Como conclusión, cuando diseñamos un proyecto con un sistema manual para que cumpla con las reales necesidades del cliente, gracias al cuadro de criterios para producir nieve con el sistema manual de Valle Nevado, este sistema tiene que ser más grande (por su menor eficiencia) y más potente (por tener menos horas disponibles para producir) que con un sistema automático. Y cuando lo presupuestamos es más caro y con su evolución (futuras etapas) se vuelve aún más. Exponencialmente.
Postdata: de regalo con un sistema automático viene una menor necesidad de motos de nieve para operarlos, un menor taller, menos stock de repuestos, menos carga laboral, menos riesgo para nuestros operadores, entre otras bondades…
Transpirábamos no porque vender nuestros sistemas manuales fuese un volumen de negocio menor. Para quienes conocen el tema, saben que fabricar nieve es un proyecto, no sólo un producto; y que, al comprar, cliente y proveedor se asocian en un proyecto, una relación, que jamás debería dejar de evolucionar. Evolucionan las tecnologías, las técnicas, los proveedores, las modas, los hábitos, los clientes de nuestros clientes, nuestros clientes, sus estrategias, todos nosotros. Sabíamos, porque en la práctica lo veíamos, que un sistema manual es poner un techo bajo a nuestro proyecto, y más aún, es poner fundaciones para un techo bajo. Todos podemos imaginar lo difícil que es tomar luego la decisión de levantar el techo para crecer, más aún de derribar todo para volver a comenzar.
Transpirábamos no porque hoy toda la información sobre un sistema automático que ofrecemos, los proyectos que desarrollamos, tengan algo de intuitivo. Todo está estudiado, verificado, garantizando. Transpiramos porque la información de los proyectos manuales posee un fragmento totalmente fuera de nuestro control, el operador. No como algo malo, si no como algo humano. Esto hace que este proyecto luego alcance o no el objetivo dependiendo de factores culturales, anímicos, económicos, sociales, etc.
El tema tomaba un nivel de complejidad que nos desbordaba, ya filosófico… hasta que tuvimos la suerte de encontrar en las oficinas operativas de Valle Nevado, pegado en la pizarra de novedades, un cuadro con una matriz de temperaturas a las cuales una suerte de barrera diagonal las separaba unas de otras. Una planilla que para los responsables de operar un sistema de fabricación de nieve manual durante más de 20 años no era ninguna novedad, ni algo extraordinario. Pero para nosotros sí, era la primera vez que luego de recorrer tantos centros, encontrábamos criterios definidos y escritos para operar un sistema manual. Encima en un centro con tanta experiencia y que ahora hace ya unos años también tiene una nueva zona con un sistema automático para comparar. Diego Rojas y Cristian Bauza, sus responsables, muy amablemente nos permitieron llevar este tesoro. Su análisis ha sido muy enriquecedor, de pronto pudimos cuantificar por qué ellos nos decían que hacer nieve con un sistema manual era egipcio, por qué era tan difícil, si es que posible, alcanzar los objetivos de producción, por qué saltaban de alegría por haber robado dos horas al día y en una semana de apretar una tecla en la computadora, no podían creer lo que con el sistema automático simplemente se producía.
Ejemplo en base al historial de temperaturas de una estación de esquí andina durante 3 temporadas. Aquí se puede observar que debido a la gran diferencia de eficiencia (volumen de producción por tiempo de producción) que existe entre ambos sistemas, un sistema manual debe ser mucho más grande y potente para lograr alcanzar la capacidad de un sistema automático.
He aquí su análisis y principales conceptos.
– Es fundamental tomar conciencia de qué es lo que compramos. Un sistema de producción de nieve? Ó garantizar que mi pista esté operativa?
Seguramente coincida con nosotros en que lo que uno compra es garantizar operar su pista.
– Para garantizar que su pista esté operativa, ¿qué necesita? Un generador más grande, más chico, automático, manual, lanza? O nieve?
Nieve.
– Para obtener en un mismo lapso de tiempo, un mismo volumen de nieve de igual calidad, puedo producirlo con un generador automático o un generador manual, con menos o más trabajo?
No. Incluso con nuestra misma tecnología, sin la “inteligencia” del generador, en la práctica no se alcanza el mismo nivel de eficiencia. Y esto ahora se puede verificar con la tabla de criterios de producción de nieve con un sistema manual de Valle Nevado, producto de sus 20 años de experiencia. Un ejemplo para pensar, si usted tiene 10 generadores manuales, en encenderlos tardará mínimamente 15 minutos reales (llegar con la moto, verificar las condiciones, preparar el equipo y conexiones, encender y calibrar, dejar todo listo e ir en moto al siguiente generador). Esto significa que para encender todo el sistema usted necesitaría unas 2,5 horas, o sea que no podrá volver a chequear el primer generador que encendió hasta 2,5 horas después. Esto provoca que por lo tanto usted no lo pueda regular al límite (que produzca todo lo posible para las condiciones del momento) ya que si las condiciones cambian para peor (más temperatura o mayor humedad) usted estropeará toda su producción. Y si las condiciones mejoraron, el generador habrá perdido productividad hasta que usted volvió a regularlo. Esto es exactamente igual de limitante para no encender el generador en condiciones límites (-1,5ºC a -5ºC de bulbo húmedo); como para una vez encendido a partir de -5ºC de bulbo húmedo no ponerlo a trabajar al límite y dejarlo haciendo nieve más seca, pero en poca cantidad.
-– Ok, no puedo tener menos nieve, ni tomarme más tiempo para producirla porque sino no estaría operativa mi pista, pero tal vez no me pueda dar el lujo de tener nieve de calidad… puedo con un sistema manual mantener operativa mi pista con nieve de menor calidad?
Si se puede permitir tener operativa su pista con nieve de menor calidad, un sistema automático también es más eficiente para producir nieve de menor calidad, solo se parametriza en el momento.
– Aceptado, automático es más eficiente, pero ¿cómo impacta esto en el volumen de inversión?
Una instalación manual es más cara que una instalación automática. Y una instalación manual se hace aún más cara de manera exponencial. Hoy lo podemos verificar con el cuadro de criterios para producir nieve con un sistema manual (de Valle Nevado), con su eficiencia, el sistema manual está doblemente penalizado.
Está penalizado porque produce menos nieve a una misma temperatura, no puedo llevar el equipo al límite.
Y está penalizado porque necesita más frío para producir, no puedo operar en condiciones límites y por lo tanto tengo muchas menos horas para producir nieve.
Como conclusión, cuando diseñamos un proyecto con un sistema manual para que cumpla con las reales necesidades del cliente, gracias al cuadro de criterios para producir nieve con el sistema manual de Valle Nevado, este sistema tiene que ser más grande (por su menor eficiencia) y más potente (por tener menos horas disponibles para producir) que con un sistema automático. Y cuando lo presupuestamos es más caro y con su evolución (futuras etapas) se vuelve aún más. Exponencialmente.
Postdata: de regalo con un sistema automático viene una menor necesidad de motos de nieve para operarlos, un menor taller, menos stock de repuestos, menos carga laboral, menos riesgo para nuestros operadores, entre otras bondades…